La moda de comer algas, a examen
No todo son beneficios
Estarás harta de escuchar que son sanísimas y es cierto, pero al ser un alimento que no estamos habituados a comer, pueden resultarnos indigestas.
La capacidad para asimilar mejor unos alimentos que otros depende de varios factores pero uno de ellos es que nuestro aparato digestivo se va adaptando, generación tras generación, a esos alimentos que incluimos a diario en nuestra dieta. Por eso, las algas, cuyos beneficios nos llevan vendiendo de un tiempo a esta parte, hay que consumirlas con moderación. A los japoneses les sientan fenomenal porque llevan siglos tomándolas habitualmente, pero no es el caso de los países occidentales.
Cuestión de flora intestinal
El sistema digestivo de los japoneses tiene una flora intestinal peculiar que está preparada para extraer y asimilar de las algas sus componentes más beneficiosos, al tiempo que elimina aquellas sustancias que podrían ser más nocivas para la salud. No pasa nada por tomar sushi de vez en cuando, pero un bol repleto de ensalada de algas, por ejemplo, podría no sentarte tan bien como crees.
Cuándo no tomarlas
Hay casos particulares en las que conviene evitarlas, o al menos algunas variedades. Por ejemplo:
Algas kombu y wakame: tienen una elevada concentración de yodo, por lo que no son recomendables en caso de embarazo o problemas de tiroides.
Algas hijiki: tienen demasiado sodio, por lo que los hipertensos harán bien en evitarlas.